De nuevo ambientados por el fín de año, somos presa facil de la nostalgia y la reflexión y me enorgullece el balance personal. Fuí bien afortunado de conocer a gente bien chingona y que pronto pasaron a ser muy importantes para mí. Espero ser equivalente a ello.
Y quienes me conocen de mucho tiempo sabrán que este año no me la acabé, pues musicalmente ví hechos realidad dos sueños largamente acariciados: conocer y/o presenciar en el desarrollo de su arte a Michael Schenker y Ringo Starr.
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